¿Cómo puedo cuidar mi piel del Sol?

Cómo cuidarte del sol en cada etapa de tu vida

 

La protección solar desde la infancia es clave. La médica dermatóloga Paula Bourren (M.N. 83.044) sostiene: “La piel ‘tiene memoria’, va acumulando el daño que provoca el sol desde que somos bebés y esto aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel en la edad adulta”.

Los cuidados durante el primer año de vida del bebé tienen que ser extremos. Es muy importante evitar exponer a los niños directamente al sol en ese período. Y, si van a usar protector solar, no colocar ninguno antes de los 6 meses, aunque sea desarrollado para niños, porque podría provocar alguna reacción en la piel del bebé.

Durante el embarazo, debido al estímulo hormonal, es común que la piel de la mujer adopte un color más oscuro, generalmente en su cara y sector abdominal. También puede ocurrir que algunos lunares crezcan de tamaño, cambien su color e incluso, pueden aparecer nuevos lunares. Esto, según la especialista, no implica siempre que las embarazadas tengan mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel. Pero sí recomienda reforzar la protección de la piel para no acumular mayor daño.

El Registro Argentino de Melanoma Cutáneo (RAMC) detectó que, al momento del diagnóstico, la edad media de las mujeres es de 55 años y la de los hombres de 58,3. Por este motivo, es preciso extremar los cuidados durante la adultez si en la infancia y la adolescencia se expuso la piel al sol sin protección en reiteradas oportunidades. La piel tiene memoria, y nosotros también la podemos tener: recordar protegernos cada vez que estemos al aire libre es un hábito que deberíamos incorporar de por vida.

Seguí estas 7 recomendaciones para cuidar tu piel del sol

  1. Evitá exponerte directamente al sol entre las 10 y las 16. Una forma sencilla de darte cuenta es observando tu sombra proyectada al sol. Si es igual o menor a tu altura, tratá de evitar la exposición y aumentar los cuidados.
  2. Usá un protector solar de un factor 30 como mínimo. Colócalo de 15 a 20 minutos antes de la exposición al sol. Volvé a aplicarlo cada dos horas.
  3. Utilizá, en lo posible, ropa y accesorios adecuados. Por ejemplo: sombrero o gorro, ropa de trama cerrada y anteojos con protección a las radiaciones ultravioletas.
  4. Protegete del sol aun en días nublados. Según la densidad de las nubes, se filtra entre el 50% y el 85% de la radiación ultravioleta.
  5. Cuidá tu piel aun cuando está bronceada. Recordá que el bronceado es un mecanismo de defensa de nuestro organismo para tratar de disminuir el daño ante nuevas exposiciones.
  6. Extremá las medidas anteriores si te encontrás en la playa o en la montaña. Tanto la arena como la nieve aumentan la radiación.
  7. Realizá una consulta anual al dermatólogo. Hacelo para controlar la piel y lunares, y para detectar de manera precoz lesiones eventualmente cancerígenas.