¿Por qué sube tanto el colesterol en el embarazo?

La hipercolesterolemia gestacional es un trastorno que afecta a las embarazadas y que hace que sus niveles de colesterol en sangre aumenten significativamente.
Mientras que, durante otros periodos de la vida, el aumento de colesterol puede deberse al estilo de vida, a llevar una mala alimentación, al estrés o a factores genéticos, en el caso de las embarazadas, este aumento, sobre todo en el segundo y tercer trimestre, se considera normal.

Las causas de esta subida se deben principalmente al aumento de las hormonas sexuales, como la progesterona, en el organismo de la mujer gestante.
Si la embarazada nunca ha tenido problemas de hipercolesterolemia, no debe preocuparse. Siempre será el especialista el encargado de determinar la gravedad de este trastorno.

Aunque, como decimos, esta subida se debe a cuestiones fisiológicas y, si es tu caso, y así te lo ha dicho tu médico, no debes alarmarte, lo que sí se puede hacer es llevar a cabo una serie de pautas o recomendaciones para que, en la medida de lo posible, las mujeres gestantes logren mantener unos buenos niveles de colesterol durante el embarazo.

 

MANTENERSE ACTIVAS

Igual que ocurre en el caso de la diabetes gestacional, llevar un embarazo activo, con actividad diaria, ayudará, en gran medida, a mantener buenos niveles de colesterol y, además, aportará muchos otros beneficios, tanto a la madre como al desarrollo del feto.

Caminar, siempre y cuando no tengas ninguna patología previa o te hayan prescrito reposo, suele ser la mejor opción y la más accesible para todas las embarazadas. Procura hacerlo siempre en las horas de menos intensidad climática, lleva contigo agua para poder ir bebiendo durante el ejercicio y, si puedes, comparte ese rato con alguien.

 

CONTROLAR LA ALIMENTACIÓN

Los antojos y el aumento del apetito son bastante comunes durante la gestación, sin embargo, siempre que podamos debemos llevar una alimentación sana y equilibrada, dando prioridad a ciertos grupos de alimentos, como las proteínas, las verduras, la fruta, hidratos y los cereales integrales. Por supuesto, como suele ser habitual para cualquier persona, no debemos abusar de ningún alimento, por muy sano que sea, ni tampoco prescindir de ninguno de los grupos principales en nuestra dieta.

 

Por otro lado, en el caso de las mujeres embarazas con hipercolesterolemia familiar, debe ser un equipo médico multidisciplinar el que controle, desde el principio, la salud de la paciente y evalúe los riesgos para poner en marcha tratamientos que controlen su bienestar y el del feto.