¿Qué es el asma?

El asma es una enfermedad donde existe una inflamación de los bronquios que hace que estos se estrechen y sean muy sensibles frente a una gran variedad de estímulos del ambiente.

En los bronquios se produce un moco viscoso y espeso que, junto a la contracción del músculo (broncoespasmo), provoca atrapamiento del aire en los pulmones. Esto produce los síntomas característicos:

  • Falta de aire.
  • Opresión torácica.
  • Tos.
  • Silbidos.

Si bien para muchos pacientes estos síntomas pueden parecer “normales” (ya que se han “acostumbrado” a sentirlos) de ninguna manera no deben interpretarse así.

También es importante saber que esta afección es variable, con períodos en que empeora y otros en que mejora, y también tiene cambios durante el día y la noche.

El asma puede aparecer en la infancia o a cualquier edad; también puede permanecer largos años en silencio, ser disparada por algún desencadenante, o volver a dar síntomas luego de un período sin ellos.

¿Qué factores pueden desencadenar o empeorar mi asma?

La inhalación de algunas sustancias en cantidad y tiempo suficiente (llamadas alérgenos) es capaz de provocar síntomas en personas susceptibles. Los alérgenos más conocidos son:

  • Polen: es el conjunto de granos microscópicos producidos por flores y árboles, que se transporta por el viento. Los días secos, ventosos y soleados son los peores porque hay una mayor concentración de polen ambiental.
  • Ácaros del polvo: pequeños arácnidos, de menos de 1mm, que viven en condiciones de temperatura entre 25º y 28ºC y humedad superior al 70%. Habitan en colchones, sofás, muebles tapizados, mantas, zonas de almacenaje, muñecos de peluche, etc.
  • Hongos: organismos con características intermedias entre plantas y animales, se reproducen por esporas que se esparcen por la atmósfera y al ser inhaladas provocan los síntomas. Se encuentran en la naturaleza, tierra, materia orgánica en descomposición, y ante temperatura y humedad elevadas. En los domicilios están en: alimentos, frutas, papeles y cartones, bolsas de basura, paredes húmedas, baños, aire acondicionado, entre otros.
  • Animales: por su pelo, caspa, heces, orina o saliva.
  • Medicamentos.

Hay otras sustancias que actúan como irritantes y son los gases, el humo de tabaco, la polución ambiental, los productos de limpieza, los cambios bruscos de temperatura, el aire acondicionado, etcétera. Estos pueden favorecer la aparición de síntomas.

El control ambiental de todas estas sustancias es un elemento básico y muy importante en el tratamiento.

La importancia de la prevención

El asma puede ser efectivamente controlada y mejorada, por lo que no hay que resignarse a vivir con las limitaciones que esta afección genera. Para ello la mejor prevención es:

  • Informarse sobre la enfermedad.
  • Conocer cómo estabilizar sus síntomas.
  • Identificar los factores que empeoran o desencadenan el asma en cada uno.
  • Tratar precozmente las recaídas.
  • Controlarse con su médico periódicamente.
  • Seguir el tratamiento acordado con el médico.