Mantener una alimentación equilibrada es fundamental para gozar de buena salud.
Diseñar un plan de alimentación es una de las bases esenciales para lograr el buen funcionamiento del organismo. Según los especialistas en nutrición, el consumo de semillas aporta grandes beneficios para la salud, principalmente para quienes no ingieren carne. Por esta razón, lo más importante es conocer los nutrientes que brindan y la mejor manera de combinarlas en las distintas comidas.
La gran mayoría de las semillas son ricas en proteínas, grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, son fuente de fibras, vitamina B, vitamina E, calcio, fósforo, potasio y hierro.
Por eso, comer de manera ordenada y equilibrada grupos de semillas diversas y combinadas ayuda a prevenir todo tipo de enfermedades, entre ellas, las de origen cardiovascular. Cabe destacar que la salud no solo depende de la alimentación, sino que debe complementarse con actividad física y un buen descanso.
Al respecto, el director general de la FAO, José Graziano da Silva, destacó la necesidad de “promover un cambio transformador en los sistemas y el entorno alimentario para combatir todas las formas de malnutrición y promover una alimentación saludable”. “Una dieta saludable empieza con suelos saludables y semillas saludables. Estas formarán la base para la agricultura sostenible y la producción de alimentos nutritivos. También son importantes para construir sistemas alimentarios sostenibles que contribuyan a reducir el desperdicio y la pérdida de alimentos”, indicó da Silva.
Los beneficios que aportan las semillas al organismo son varios: aumentan el colesterol bueno y disminuyen el malo, mejoran el tránsito intestinal y previenen la constipación. También son excelentes aliadas a la hora de perder peso, ya que tardan en digerirse y producen un gran estado de saciedad.
Aquí un repaso por 5 semillas que pueden incorporarse a la dieta cotidiana:
Semillas de girasol. Contienen dos nutrientes esenciales: vitamina E y ácido fólico. También poseen un alto nivel de fitoesteroles los cuales regulan el colesterol. Todas estas propiedades ayudan a reforzar el sistema cardiovascular, ajustan el índice de grasa corporal, previenen ciertos tipos de cáncer y mejoran las funciones cognitivas. Pero lo más importante es que son deliciosas, fáciles de comer y de combinar: se pueden incluir en ensaladas o como “snack”.
Lino. Su consumo regula enfermedades como la hipertensión, el colesterol y reduce el riesgo de padecer problemas relacionados con el hígado. Pero si se las quiere incorporar a las comidas hay que molerlas, ya que de lo contrario la semilla no se “activará” y sus propiedades disminuirán sus efectos . Muchos las incluyen en panes integrales o galletitas caseras.
Quinoa. Contiene vitaminas B y E y niveles de proteínas superiores a las de alimentos como el arroz, la cebada y la quinoa. Además es una fuente importante de calcio, magnesio y manganeso. También posee vitaminas B y E. Su consumo se puede incorporar en ensaladas, guisos o como cereal.
Calabaza. Las pipas de calabaza disponen de excelentes beneficios que ayudan a contrarrestar estados en los que el nivel de estrógeno es bajo. El aceite extraído de ellas mejora dolores de cabeza fuerte y además mejora el ánimo. Se pueden comer en tartas o en combinarlas junto a otros cereales en el desayuno o en la merienda.
Chía. Esta “súper semilla” es rica en omega 3 y aporta grandes cantidades de energía al organismo. La Universidad de Alabama realizó un estudio en donde determinó que son ideales para quienes quieren mejorar su rendimiento deportivo. Si se las ingiere previamente aumenta las reservas de glucógeno muscular y por lo tanto determina un mayor éxito en la actividad física que se esté realizando.